domingo, 4 de julio de 2010

Con el lodo a la cintura: lo que 'Alex' nos dejó...

"Dios perdona siempre,
los humanos algunas veces,
pero la naturaleza...
nunca, a nadie"

'Alex' azotó a un Monterrey que de por sí estaba desconcertado, un Monterrey que en cuestión de cuatro años se había perdido totalmente en la vorágine de la violencia desatada por la llamada 'guerra contra el narcotráfico', que ve para atrás con nostalgia aquella imagen de ciudad echada para adelante mientras se encuentra a sí misma agazapada, temerosa de salir a la calle.

La violencia en la ciudad de las montañas a golpeado sin distinción, desde la rudeza de la colonia independencia hasta el barrio antiguo, centro de diversión y excesos predilecto de jóvenes locales y foráneos, hoy completamente desierto y convertido en zona roja. Nadie se salva, el Tec de Monterrey, la institución educativa de más prestigio en la ciudad, aún sigue a la espera de respuestas claras y convincentes sobre la muerte de dos estudiantes de posgrado, Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso, víctimas de una balacera entre militares y presuntos sicarios a las puertas de su institución educativa. Por desgracia, las respuestas no llegarán...

En medio de esta confusión, de esta estrepitosa caída de la ciudad que estaba llamada a ser el modelo de progreso para el resto del país, la sociedad regiomontana se fue disociando, se fue replegando hacia el interior de los muros cada vez más altos de sus complejos habitacionales, de sus edificios cada vez más fuertemente vigilados, de sus casas con más y más seguros y candados, de sus autos blindados y de sus conciencias intranquilas. La consigna es oídos sordos, ojos ciegos y lengua muda, so pena de muerte.

Y de pronto, con la misma fuerza intempestiva, nos envolvió otra vorágine, la de Alex. Nadie lo esperaba, al menos no de esa forma, no con esa fuerza. Alex también afectó a todos los estratos sociales, desde San Pedro, con su ingreso per cápita más alto de latinoamerica, hasta El Realito, con sus techos de lámina, pasando por la clase media de Cumbres, cuyas calles se han convertido en zanjas y Rincón de la Primavera, en donde se unieron las corrientes de dos ríos y el agua que bajaba de los cerros para dejarles poco menos de metro y medio de agua y lodo dentro de las casas.

Fue en esta última colonia, por ser la más cercana, a donde decidimos ir a ofrecer nuestras manos al día siguiente del paso del huracán. Sin saber muy bien en qué condiciones la encontraríamos ni qué podríamos hacer para ayudar, nos armamos de un par de par de escobas y palas, botellas de agua y un poco de comida. Las primeras imágenes fueron un claro aviso de lo que nos esperaba, dos, tres, cuatro coches apilados uno encima del otro, calles y banquetas desaparecidas por el fango, muros caídos y gente cubierta de barro, desoladas, sacando agua con tinas del interior de sus casas.

No supimos hacia dónde dirigirnos, con quién acercarnos, la siguiente casa parecía más afectada que la anterior. Después de recorrer por unos minutos la zona nos dimos cuenta que no importaba en donde empezar, todos necesitaban ayuda. Nos acercamos a una casa, cualquier casa, y ofrecimos ayuda, "¿cobran?" -preguntó dubitativa la mujer-, "no" -respondimos desconcertados-, "ah...pues sí, pasen". Más tarde pregunté si alguien había ofrecido ayuda a cambio de dinero, a lo que la mujer respondió que no, pero que nadie había ido a ayudar, por eso se sorprendió.

Estuvimos sacando agua y lodo de su sala durante poco más de tres horas, cargamos algunos muebles y tiramos muchas cosas al camión de la basura que pasaba recogiendo desde refrigeradores, salas y televisores hasta libros y juguetes. Con el cuerpo dolorido y el alma desgastada nos despedimos con la promesa de volver al día siguiente. Así lo hicimos, esta vez con más del doble de manos. Durante más de cinco horas ayudamos en lo que pudimos a cuantas personas alcanzamos, a algunos los conocimos por nombre, a otros sólo por historias, a todos por el brillo en sus ojos y las sonrisas en el rostro al decir "gracias", a pesar de la devastación que se escuchaba en cada palabra pronunciada, en cada paso cansado, en cada movimiento fatigado al voltear a ver su alrededor y darse cuenta que aún faltaba tanto por hacer.

Y así, mientras caminaba entre el lodo y observaba a los vecinos que bajaban de otras colonias a ofrecer comida y agua, gente que salía a la calle a ofrecer ayuda a completos desconocidos, pensaba que éste podría ser el momento en que aquella ciudad echada para adelante se volviera a unir, se reencontrara, que nos volteáramos a ver y nos se reconocieramos en los ojos del otro, y nos diéramos cuenta que los problemas de uno son los problemas de todos, y que unidos somos más fuertes, y que si podemos salir de entre el fango y reconstruir ésta gran ciudad al final del día estaremos más enteros para enfrentarnos a lo que sea, y así podremos retomar el control de esta ciudad que ante todo es nuestra, de los de a pie, de los que todos los días salimos a estudiar, a trabajar, de los que hemos aprendido a amar a esta tierra y a sus impresionantes montañas, de los que somos locales y de los que venimos de fuera, de los que hemos aprendido a querer a su gente, de los que le tenemos cariño hasta a su calor insoportable de verano, de los que admiramos su cultura del trabajo y el apego a sus tradiciones.

Tal vez Alex sea la oportunidad para empezar otra vez, desde cero, que las lluvias arrasaran con la inseguridad, la violencia, las muertes y la balaceras para ser como antes, mejor que antes.

Llegué a casa con eso en mente, con la esperanza viva, con el corazón latiendo un poco más fuerte, hinchado con la convicción de que éste es el momento, de que algo bueno vendrá de todo esto...

...prendimos el televisor, balacera a unas cuadras de la casa, un policía muerto, un par heridos...los sicarios huyeron...

La esperanza sigue viva.

jueves, 1 de julio de 2010

El Clima en México


La primer entrada no puede ser sobre otra cosa; en el noreste del país azota 'Alex', las lluvias no han parado en 24 horas y las inundaciones y desastres se hacen presentes en Nuevo León y Tamaulipas...

No es que estas dos entidades hayan estado exentas de los desastres, en los últimos tiempos se han caracterizado por narcoviolencia, narcobloqueos, narcolevantones, narcoquintas, narcofosas, narcopolíticos y narcotodo. El último caso, el homicidio del candidato a gobernador de Tamaulipas por la coalición PRI-PVEM-PANAL, Rodolfo Torre Cantú, y 4 de sus acompañantes a manos de personas disfrazadas de marinos en un retén sobre la carretera rumbo a Soto la Marina.

Por si fuera poco liberan a los 12 presos de San Salvador Atenco después de 4 años tras comprobar que la Procuraduría de Justicia del Estado de México usó 'pruebas ilícitas' en su contra con un simple '¡ay, perdón!', la titular de la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos Electorales (Fepade) presenta su renuncia a tres días de las elecciones en 14 entidades del país, el Tri está fuera de Sudáfrica y Javier Aguirre se va de la Femexfut pero se quedan todos los demás...

Para ilustrar el clima en México nada mejor que este cartón de Ahumada para La Jornada.